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ungancho

minutos musicales con entereza y asombro

me despierto

En este lado, la mala suerte. El horror, la angustia, el miedo. Y la pregunta constante: ¿por qué?. Debió haber lágrimas, hace ya tiempo, cuando la fe en cualquier cosa ayudaba a sobrellevar la tormenta de agravios y el silencio absoluto e impenetrable de dios.  Al otro lado, el mundo. Cobarde. Indolente. Incapaz. Madre malnacida, padre perverso. Abierto en horas de trabajo, pero cerrado por vacaciones y festivos. Sobrado de peso y de experiencia, pero convertido, finalmente, en ella; resumido, indefectiblemente, en ella. Cuando la miseria sólo se insinuaba, tal vez creyó que había una salida, un camino que yo imagino repleto -como él- de ternura y de luz. La tarde negra y sorda en la que se hablaron por primera vez me da ahora asco y angustia. Ya no hay tiempo, nunca lo hubo, desde que una mano injusta, cruel y caprichosa, acarició cobarde y falaz la cabeza inocente de uno de sus hijos. 

Entonces, todo acabó.

demagogia

demagogia

Se lo dije a Álvaro. Me sorprende siempre el entusiasmo. El mundo gira sin cesar, indefectible, acelerado por ese optimismo común, energético e inconsciente, mientras muchos de nuestros semejantes sufren. Me siento enormemente culpable por no hacer nada. Y no me refiero a grandes catástrofes ni a ingeniosos o trascendentales remedios. Hablo del día a día de las personas normales y corrientes. De la certeza de que hoy habrá hombres y mujeres que se acostarán absolutamente abatidos y amargados.

 

El sueño, paradójicamente, adormece, narcotiza, pero, a la larga, tampoco sirve. No resuelve mi vida ni la de los otros. El cinismo tampoco. Ni los vicios. Estamos perdidos.

el olor de Dinamarca

Leo en el editorial de El País de hoy que "(como) respuesta a la más fuerte acusación del portavoz popular, García Escudero, en relación al asunto del etarra De Juana (,) la argumentación del presidente fue que situaciones similares se habían dado en el pasado sin mayor escándalo. Mezcló, sin embargo, situaciones heterogéneas. La mayoría de las 306 excarcelaciones anticipadas de etarras con el Gobierno del PP entre 1996 y 2004 -incluida la de Iñaki Bilbao, que a los dos años de salir asesinó a un concejal socialista- no fueron "decididas" por el Gobierno de entonces, sino resultado de las redenciones de penas por trabajo del Código de 1973. Sirven de referencia para poner en su contexto que De Juana hubiera cumplido la pena tras sólo 18 años en prisión; pero tiene poco que ver con la decisión de concederle la prisión atenuada (...)".

El Mundo recoge la declaración del confidente "Cartagena", uno de los testigos del juicio por la masacre del 11 M., en el que cuenta una de sus entrevistas con la policía: "(...) Me empezaron a preguntar por el grupo de El Tunecino. Yo decía: "Pero si todo eso ya os lo había dicho". El supuesto comisario se levantó, y le oí decir: "Como este moro  hable, la hemos cagado".

Malos tiempos, pues, para la lírica. Los amigos se rebelan contra los amigos, los confidentes contra los confiados...

Y entre tanta infidelidad, entre tanto maquiavelismo, la camarera rubia de la cafetería mira con deseo a una de las alumnas de primero, mientras le sirve un café caliente con leche fría. ¿Quién habló del fin del mundo?, ¿quién crispó?, ¿quién estableció las reglas?. Ya lo dibujó Brueghel hace mucho; hay sitio todavía para el amor.

¿creativos?

 

Alguno de estos videos tiene ya muchos meses, pero a mí me sirven, con el permiso de ustedes, de reconciliación, justificación y/o excusa por lo del otro día. La noche confundía al clásico, y a mí me perturba el uso tramposo e hipócrita del lenguaje. ¿Estereotipos? Mañana hablaremos de prostitución, pero hoy hablamos de arte, de estética, de medio y de forma. ¿Alguien levantó la mano?, ¿quién dijo canon? Yo, desde luego, no soy el de la vara de medir.


 

oídos sordos

¿Por qué yo?, ¿por qué aquí? se pregunta Pamuk... y, salvando todas las distancias, me pregunto yo también. La suerte, lluvia irracional y arbitraria, cae sobre unos y deja huérfanos a otros, sin atenerse a ningún tipo de consideraciones ni buscar nunca justicia o equidad. Iba a escribir sobre el original telediario que Sánchez Dragó presenta todas las noches en Telemadrid, y que ayer rozó, gracias a Jodorowsky, cotas muy elevadas de surrealismo artístico e intelectual, pero, finalmente y contra todo pronóstico, me he decidido por Belle Pérez.

 

Eurovisión ha sido siempre cuna de esperpentos y extravagancias, pero también de curiosos descubrimientos e ilógicos triunfos. La suerte, dice mi padre, es grela, y las causas del éxito quizá también. Belle Pérez es belga, habla varios idiomas, es bastante guapa y su catapulta fue -no se lo pierdan- el concurso para la selección del representante belga de Eurovisión en 1999.

No soporto la música pegadiza que, prefabricada, comercializa Quique Santander y su troupe. Se me incrusta en la cabeza y, estoy seguro, me produce queratosis pilar y jaqueca. Vale oro y se paga a ese precio, pero no me convence, huele a trampa, a gato encerrado.

Y ahora es cuando vuelvo a la razón de la sinrazón del éxito. ¿Qué es el ritmo?, ¿qué es el compás?, ¿cuál es la fórmula del alquimista que los garantiza? Ustedes me dirán... pero esta canción me gusta.

el efecto mariposa

El veinte de enero nevó en Charleroi. Geniac, quien quiera que sea Geniac, miró por la ventana de su habitación y vio bajar el camión hacia el aserradero, seguramente como todos los días. Más tarde, mucho más tarde, tomó vino caliente, aquí o en el restaurante de siempre, y escuchó un poco de música justo después de cenar.

En un universo que creemos haber inventado nosotros mismos, una casualidad inaudita, inimaginada, impesable, nos ha unido. Michael Casey, Luis Armstong, Geniac, usted y yo, formamos, ahora mismo, un grupo coral definitivamente irrepetible.

En un rato volveré a casa. Empieza a hacer frío.

no me gusto

no me gusto

Leticia Dolera no sabe desfilar. Es bajita y los vestidos cortos de punto de Sita Murt no le sientan nada bien. La moda, eso sí, le divierte y le parece estimulante.

Los dos pasamos un poco del glamour de las pasarelas, uno por imposibilidad y otra por desprecio; lo mío es el sadomasoquismo profesional, y lo de Leticia la interpretación. Dadas las circunstancias, y sus ya cumplidos veinticinco, decir que me gusta no podrá ser considerado delito, pecado, ni excentricidad, pero, por si acaso, no buscaré más fotos suyas por Internet.

Por los Goya, lógicamente, se tuvo que pasar, pero yo, que me estaba quedando dormido y preferí ver los resúmenes de los partidos de fútbol, no la pude ver. Lástima.

sin perdón

Llevo varios días soñando con Amaya y empiezo a preocuparme. En menos de nueve meses me casaré y, espero que antes, me habré replanteado también mi futuro personal y profesional. Me esperan semanas de temores, miedos y ansiedades, y sé que el exceso de tensión generará más estrés, más insomnio y más tristeza. Pero yo sé que no sueño con Amaya por eso. Sueño con ella, simplemente, porque aún la quiero.





simplemente fútbol

simplemente fútbol

Se va Beckham, jugador elegante y profesional serio. Durante tres años ha sido un oasis microscópico, un tesoro casi oculto, perdido dentro de un desierto de vanidades cutres y presencias malolientes. No aprendió castellano y procuró no relacionarse nunca con la chusma vacía e indocumentada que compartía con él entrenamientos o le perseguía, incesante, parapetada tras un micrófono de tertulia deportiva. No demostró jamás genialidad alguna, y pocas veces bebió del néctar de los dioses, consciente, quizá, de que el talento es virtud injusta y de que las gracias gratuitas e inmerecidas solo generan, a la larga, envidia e insolidaridad.

L.A. Galaxy será su nuevo equipo. La Liga española, sin saberlo, pone así un punto y aparte en su característico periplo inconsciente y burdo, en su tendencia enfermiza hacia lo nacionalista y cañí.

feliz 2007

feliz 2007

Comienza un nuevo año, y sus primeros días -como estandarte, como paradigma- esparcen pruebas inequívocas de la inflexible dirección que una civilización hipócrita, hedonista y moralmente agnóstica obliga a llevar a sus pacientes. En circunstancias normales, aumentaría exponencialmente el número de suicidios o, en su defecto, de bajas laborales y visitas al dispensario en busca de soluciones a la depresión, pero ¡milagro! unos pocos -unas pocas, siempre-, las más audaces, las menos contaminadas, se rebelan, se niegan a claudicar, y prefieren dar la vuelta a la tortilla plantándole cara al absurdo ético reinante utilizando sus mismas reglas.

La erótica del poder, que diría María Dolores, es algo más que un eslogan.

siempre beatles

 

todo ha sido imaginado

todo ha sido imaginado

No quiero hablar de Ramiro Pinilla. Estoy saturado. Pero este chico ha dicho cosas como "lo más terrible es afrontar la realidad: que somos una mierda. Eso, y el que nadie nos espere después de muertos, es lo más dificil de aceptar"; "Fui marino durante dos años, conocí América y África, pero no me atraía ningún escenario nuevo: siempre encontraba lo mismo, los hombres son iguales en todas partes"; "Las grandes cosas las ha hecho el hombre estando solo, no en grupo. Desconfío totalmente de los grupos, jamás perteneceré a uno. Soledad es independencia, la compañía es siempre conflictiva"; "Cada nuevo invento es un encadenamiento; nos facilitan la vida, nos facilitan hacer más cosas, pero la verdadera libertad es hacer pocas cosas o ninguna".

Gran hombre, este Pinilla.

un buen día

Empieza a ser preocupante que ya no haya casi ninguno

la vida

la vida

Desaconsejo el juicio moral hipócrita y superficial, quizá por practicarlo con asiduidad y conocerlo a fondo. Atractivo y revitalizante, nace sin embargo de una tendencia morbosa a lo escatológico que lo descalifica y lo desposee de cualquier tipo de justificación o excusa. Y es que, más allá del reproche ¿puede alguien decirme si esto no es nivel?

Por lo demás, en mis memorias cuento que un día me crucé con Antonio Vega. Tonxu y yo damos gracias a Dios por ello.

vete

Mucho dolofine, mucho polvo. Quizá también mucho caballo. El mantel de hule deja resbalar las lágrimas de rabia, pero no absorbe la tristeza, ni el dolor, ni las miradas perdidas. No recupera el dinero, ni devuelve el éxito. Mil duros para unas gafas nuevas y dos mil para una estancia corta y una gorra, pero poco más. Al final ya no se ve el talego, pero tampoco se vislumbra la luz. Sonreír aunque duela, como dijo el clásico. Esta vez, la música -y la letra- parecen el testamento de un tahúr, el epitafio de un zombi. El alcohol y el tranxilium le han sentado bien a la canción. Las deudas se han olvidado y una ternura adolescente, casi infantil, invade el estudio. Quién lo iba a decir.

los otros

¿Se imaginan que la vida fuera así?

media hora de ejercicio al día

El autoengaño se alimenta muchas veces del nuevo idealismo de calendario que preside el superyo genérico de nuestra civilización. Voluntarios de fin de semana que no se levantan a despedir a papá cuando se marcha a trabajar a las seis y media de la mañana; amantérrimos padres que anteponen los intereses de sus retoños a las legítimas expectativas de los demás niños y adultos. Tiempos también de tolerancia aparente, pero de plena inquisición oculta, donde, bajo la justificación de una falsa idea de justicia, la indignación, la cólera y la rabia recobran total prestigio.

Pero con media hora de ejercicio al día (pero ¿quién?, ¿qué día?, ¿quién tiene tiempo?, ¿quién tiene ganas?), todo resuelto. Incluso nuestra salud.

la rutina

la rutina

La vuelta al cole es algo muy serio. De niño, pensaba que la vuelta al cole era un castigo diseñado exclusivamente para el mundo infantil, con el que se amenazaba a los revoltosos o se castigaba a los perezosos y a los vagos. Pero con el paso de los años he descubierto que la vuelta al cole es real. Que existe. Que se adivina como futurible y que se hace carne como presente. Como un instinto atávico, primero se intuye y, finalmente, se padece.

Pero entre depresión y hartazgo, siempre queda navegar. Y descubrir, por ejemplo, que un caballero conocido por el sobrenombre de Pipi Estrada (quizá ése sea su verdadero apellido) ha decidido “intentar algo serio” con una jovencísima starlette (¿se escribe así?) del mundo de la pornografía, llamada Lucía Lapiedra.

Y se me ocurre -y prometo intentar abandonar de una vez para siempre mis referencias eróticas- que esa es una buena manera de volver al tajo.

¿Que no?