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ungancho

amaya

"Era uno de aquellos días espléndidos de primavera. Era domingo, ya se anunciaba la proximidad del verano. Recuerdo que aquella mañana Dorrie y yo dimos un paseo por el parque. Habíamos vuelto al apartamento, estábamos sentados plácidamente y... y yo puse un disco de Lui Amstrong (he crecido amando esa música). Era algo realmente delicioso. Y levanté la vista y vi a Dorrie delante de mí. Y recuerdo que pensé para mís adentros lo bonita que era y lo mucho que yo la quería. Y, no sé, creo que fue la convinación de todo aquello, el sonido de la música, la brisa, y lo guapa que me parecía Dorrie... El caso es que, por un breve momento, todo pareció encuadrar perfectamente. Y me sentí feliz. Casi indestructible, en cierto modo. Tiene gracia que un simple momento de armonía me emocionara tan profundamente".

Imagino que habrá otras muchas, pero esta noche, ahora mismo, diría que la mejor escena de la historia del cine es esa.

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