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ungancho

the sicilian scene

 Como si hubiera algo mágico detrás de esa casual coincidencia, mi hermano Lolo me recuerda una escena de amor a quemarropa justo al día siguiente de haberla comentado yo en clase. Creo que hablaba con mis alumnos del destino, o de la libertad, o del miedo insuperable. Quizá de la serenidad ante lo inevitable. No lo sé. Últimamente se me olvida casi todo, incluso lo más anecdótico. Hace poco, el diez de abril, se cumplieron unos cuantos años de la separación de los Beatles. Me lo apunté en el Outlook para que no se me pasara, pero subiendo por las escaleras de la Universidad pensé en lo bien que olía la chica que llevaba delante y todo lo demás desapareció. En la mano ya no me caben más anotaciones, y desde hace una semana no sé dónde está mi libreta de apuntes. Debo comprar maquinillas de afeitar, zumo y calcetines de deportes, y tengo dos camisas recién hechas esperándome en la tienda casi desde el mes pasado. Hace poco pensé en escribir algo sobre la esencia de la libertad, o sobre su fundamento o sus presupuestos… Puede que Alfonso Serrano hablara de ello en su conferencia del viernes y me diera pié para pensar sobre ello. Pero no lo sé. Realmente, no lo sé.

1 comentario

Fabián -

Es algo parecido a la felicidad. Posiblemente en ese estado sólo haya un tiempo: el del momento presente. También en ese estado ya no haya ni días ni horas, ni calendario ni reloj.