por qué siento tu pulso en mis venas
A Coslada siempre llego de noche. Escucho aterrizar mil aviones y comparto una cerveza con gente que termina su trabajo y, prácticamente agotada, se deja caer sobre la barra del bar. Un día me encaré con un tipo borracho, y otro creí asistir a un intercambio de droga, pero la mayoría de las veces no pasa nada, y me siento en un taburete a ver la tele -casi sin voz- mientras termino mi consumición y ojeo el Marca.
Muchos días paso por dos bares y, por culpa de eso, llego tarde a clase y me cuesta empezar. Ando muy despacio, como si todo fuera denso y espeso, y tengo la agradable sensación de que el mundo ralentiza su ritmo.
Ayer llegué tarde incluso a la cerveza. Ariel Rot y Jaime Urrutuia hablaban de música con Gemma Nierga en la cadena SER. Casi al final, Urrutia dijo que había una frase de cierta canción que le parecía excepcional. La dijo y me pareció, efectivamente, maravillosa. Pensé en la frase, en ellos, en Ariel Rot y en Jaime Urrutia, y volví a preguntarme por el origen del talento.
Gracias a Dios, cuando entré en el aula, los alumnos aún no se habían marchado.
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celia -