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ungancho

fabián se jubila

Relacionado con esta esquizofrénica paradoja en la que se ha convertido ser docente, leo en Periodista Digital una llamativa noticia. Ahora que estamos en periodo de exámenes, caldo de cultivo ideal para herir vanidades de unos y soberbias de otros, el honor de un profesor y las legítimas expectativas de los alumnos chocan indefectiblemente. Pero ¿qué alumno?, ¿qué profesor?, ¿qué expectativas?, ¿qué objetivos? Decían los clásicos que la enseñanza era la más bella de las artes y la más exquisita de las destrezas, y yo me pregunto si hoy queda algo de todo eso. Aunque sea la forma, el envoltorio, la liturgia... En algún momento cayó el mito. Me levanto los lunes por la mañana y ya no busco lo sublime. Si acaso, que pasen las horas -horas gratuitas, minutos de la basura- que perdieron su esencia lírica, y casi su sentido, hace ya muchos años.

Por lo demás, mucha suerte en tu nueva andadura, Fabián.

2 comentarios

celia -

Alucino, ¡menuda fauna aburrida hay por el mundo! Me he detenido a hacer un recorrido por el blog del colgado este que mencionas y ¡menudo pájaro! Dice en uno de sus post que quiere arreglar el mundo, yo lo mandaba a África directamente para que empezara por allí y se enterara un poco de qué va la vida.

Fabián -

Hombre, ungancho, muchas gracias por tus deseos.
He estado leyendo los enlaces que has puesto. Hoy en Libro de Notas, aparte de reírme con http://librodenotas.com/article/9208/en-defensa-de-las-plantas también se habla de educación (http://librodenotas.com/index.php?id=9187) y el fracaso escolar. Mala cosa ir a juicios, creo que hubiera convenido a ese profesor de filosofía otro tipo de diálogo.

Gracias, ungancho. Un abrazo.