sólo con Jiménez Losantos
Justo Gallego lleva más de cuarenta años construyendo su catedral. Al parecer, un anuncio de Coca-Cola le ha hecho famoso desde hace ya algunos meses. Yo no lo sabía, pero descubro casi por casualidad la historia, internacional, de su proeza.
La tuberculosis le llevó lejos del Convento de Santa María de Huerta, en Soria, donde había decidido desarrollar una vocación monástica tardía. Pero la enfermedad también le iluminó en la gran aventura de su vida: un monumental templo dedicado a Nuestra Señora del Pilar.
Las fotos son, como el trabajo, imponentes. Pero Justo, arquitecto autodidacta, no quiere fama, no le gustan las entrevistas. Parapetado tras su gorro marinero y sus pantalones de pana, asegura que solo hablará si Jiménez Losantos se lo pide.
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