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ungancho

la libertad

Me entero por El Mundo que el ex senador Xirinacs ha sido detenido en Barcelona por enaltecer el terrorismo. Al parecer, Xirinacs se autoproclamó, durante un acto de la Diada celebrado el 11 de septiembre de 2002, "amigo de ETA y Batasuna".

Suele argumentarse que la libertad de expresión tiene límites, y que no puede tolerarse, en un Estado Democrático, utilizar la libertad de expresión para fines distintos para los que históricamente se reconoció y protegió: difundir ideas y creencias que contribuyan a la formación de la opinión pública, y al mantenimiento y desarrollo del propio Estado Democrático. Sin embargo, yo no entiendo la libertad de expresión como un medio para contribuir a la mejora de la sociedad, sino como un derecho esencial del individuo, no sometido a valoración de utilidad ni positiva ni negativa. 

Cualquiera en su sano juicio tendrá que reconocer que el hombre es mucho más simple, ruin y torpe de lo que nos gustaría, y que comete errores elementales con sorprendente reiteración. Cualquier persona o grupo en el poder tiene unas tendencias viciadas que se repiten a lo largo de la historia, sean cuales fueren las posiciones ideológicas de partida o los teóricos fundamentos morales que dice le sustentan. He aquí algunos ejemplos: 
    
  • Controlar los medios de comunicación.
  • Ilegalizar las ideologías opuestas en nombre del bien común.
  • Inmiscuirse en la sexualidad del prójimo, prohibiendo determinadas prácticas, instituyendo castas célibes e incluso instaurando algún tipo de mutilación.
  • Transferir hacia sí o hacia personas o grupos afines la propiedad de la tierra.
  • Derribar las estatuas y borrar los símbolos públicos de los adversarios políticos.
  • Uniformizar la enseñanza.
  
Me temo que algo de todo esto le ha caído encima a Xirinacs y, aunque precipitadamente, yo me pregunto: ¿El enemigo es Xirinacs o los que hacen estas cosas?

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