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ungancho

¿se acabó el pastel?

Unos skin head le han abierto la cabeza al hijo de Pepe.

Me lo ha contado y me ha pedido ayuda, pero yo no he sabido dársela; supongo que le creé unas expectativas algo distorsionadas acerca de mi persona y mi capacidad. El caso es que ayer no podía quitarme de la cabeza, mientras bajaba a Madrid en coche, el asunto de la paliza, el hospital y la rabia. No sé qué hacer... Quizá le pregunte a José María si se puede encargar él del asunto... Cuando Pepe se despedía de mí me dio las gracias. Me quise morir.

En clase, David pone en duda mi teoría sobre la bondad/maldad de la vida en pareja, y me hace pensar, como si de un aprendiz de Kant se tratara, en las motivaciones claramente personales de mis planteamientos aparentemente impersonales. Me he sentido algo avergonzado y creo que he reaccionado atolondradamente. He hablado de frustraciones, de instintos... Y me he vuelto a decir a mí mismo que no voy a volver a salirme un ápice del programa, que se acabó lo de los debates y los diálogos abiertos. Ha habido un momento en el que, como estaba tan perdido, me he quedado absolutamente callado.

Luego, al salir, he pensando en la mala racha que llevo.

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